Rápido equivale a atareado, controlador, agresivo,
apresurado, analítico, estresado, superficial, impaciente y activo; es decir,
la cantidad prima sobre la calidad.
Lento es lo contrario: sereno, cuidadoso, receptivo,
silencioso, intuitivo, pausado, paciente y reflexivo; en este caso, la calidad
prima sobre la cantidad.
La lentitud es necesaria para establecer relaciones
verdaderas y significativas con el prójimo, la cultura, el trabajo, la
alimentación...,
en una palabra, con todo.
La paradoja es que la lentitud no siempre significa ser
lento.
Como veremos, a menudo realizar una tarea con lentitud
produce unos resultados más rápidos.
También es posible hacer las cosas con
rapidez al tiempo que se mantiene un marco mental lento.
Un siglo después de que Rudyard Kipling
escribiera acerca de mantener la cabeza en su sitio, mientras cuantos te rodean
pierden las suyas, la gente está aprendiendo a mantener la serenidad, a
conservar un estado de lentitud interior, incluso mientras se apresuran para
terminar una tarea en la fecha fijada o llevar a los niños a la escuela sin
ningún retraso
Carl Honoré
No hay comentarios.:
Publicar un comentario