Esta
meditación es muy adecuada para personas que se están iniciando, ya
que pone la conciencia sobre la respiración y los pulmones.
Se realiza
colocando la mano izquierda tocando el pecho, a la altura del corazón, con los
dedos juntos y señalando a la derecha, en paralelo al suelo.
La mano
derecha se mantiene elevada a la altura del corazón o los hombros, con la palma
al frente y Jñana mudra (dedos pulgar e índice tocándose).
Se respira
pausadamente, conteniendo el aire en los pulmones el tiempo que se pueda y, al
vaciarlos, aguantando lo máximo posible antes de volver a inspirar. Debe
convertirse en un flujo constante, ligero y sencillo, en el cual
encontrarse cómodo.
Se
recomienda una duración de entre 5 a 30 minutos.
Al
finalizar, realiza tres inspiraciones más profundas.
La mano
izquierda sobre el corazón crea calma, mientras que la derecha está receptiva y
en paz, y en conjunto induce a la tranquilidad al mismo tiempo que fortalece
los pulmones y el corazón.
Esta
postura favorece la claridad de los pensamientos y la conexión desde el
corazón, equilibrando la energía mental hacia tu centro.
Si estás
inquieto, puedes servirte de esta meditación para volver a tu centro y actuar
desde tu corazón.
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