viernes, 30 de septiembre de 2022

No Era El Sereno… ¡Era La Muerte!

Todas las noches al meterse el sol comenzaba el Sereno a iluminar las calles. Su nombre era Pedro, mejor conocido en el municipio como “Pedrito”. El era un Español que después de la guerra de independencia fue de los pocos españoles que decidieron quedarse vivir en México. Su trabajo principal era iluminar una por una todas las farolas de la comunidad y también cuidaba las calles de los bandidos. Al percatarse de un asalto u homicidio, accionaba un silbato y gritaba eufóricamente para que los demás Serenos acudieran al aviso.

Yo era Raúl hijo de Padres españoles y muy amigos del Sereno Pedrito. Todas las noches le teníamos preparado un café y galletas de manzana para amenizarle el turno. Y en las mañanas nos despertábamos muy temprano para invitarlo al desayuno.

Recuerdo muy claro ese terrible acontecimiento, esa noche vimos a Pedrito como todos los días llego a la casa y le invitamos su café negro muy cargado como le gustaba a él, decía que le gustaba estar alerta durante la noche y más en esos días se había desatado una ola de asaltos frecuentemente y muchas personas del municipio temían salir por la noche. Por eso Pedrito estaba muy preocupado pues él pensaba que quizá detrás de esos misteriosos asaltantes había personas muy cercanas a él.

Y después de tomarnos el café y comer las deliciosas galletas de manzana que preparaba mi madre nos despedimos de Pedrito quien comenzaría su turno y le dijimos que lo esperábamos en la mañana para desayunar huevos de gallina con pan de trigo.

Al día siguiente me levante muy temprano para ordeñar la vaca, mi madre estaba en la granja buscando los huevos entre las gallinas y mi padre juntaba la leña para encender la fogata. Esa mañana amaneció muy fría, el viento que llegaba quemaba la piel y emitía un zumbido escalofriante. Salí a la calle para observar si venia el Sereno, el reloj marcaba las 7 en punto de la mañana, era la hora en que Pedrito llegaba. Y de tanto frio que hacia me volví a meter a la casa a ponerme un abrigo parisino que me había regalado mi abuelo Francés.

Por lo general Pedrito era muy puntual y al ver que no llegaba nos preocupaba un poco. Media hora después del tiempo establecido observe que a lo lejos venia Pedrito, con ese caminar tan característico, lento, encorvado y con la mirada siempre al piso. Me emocione y le grite a mi madre que fuera preparando la mesa. Sin embargo conforme se iba acercando, una sensación extraña e incómoda invadía mi cuerpo, todo parecía normal, excepto por que esta vez Pedrito no venía haciendo su trabajo de las mañanas que era apagar las farolas y tampoco venia silbando como lo hacía todos los días.

Y de repente todos los perros de la calle comenzaron a ladrarle eufóricamente e inclusive “Juanito” nuestro labrador comenzó a gruñir de manera muy extraña. Yo me moleste con mi perro pues él nunca le ladraba a Pedrito todo lo contrario, al verlo siempre corría tras el moviendo la cola de alegría. Pero esa mañana era muy anormal, y entre más se acercaba “Pedrito el sereno”, más miedo y escalofríos me daban y los perros se volvieron locos, comenzaron aullar como lobos y el sonido que surgía era escalofriante.

Yo miraba insólito los pasos de Pedrito que quizá por el nerviosismo imaginaba que venía flotando y conforme se acercaba, el viento se arreciaba y tumbaba agresivamente las hojas de los árboles. Esta vez Pedrito se miraba diferente, su actitud al caminar me transmitía un terrible presagio, me provocaba miedo, tristeza y peligro a la vez. Y fue tanta la sensación negativa e incómoda que sentí, que me metí a la casa antes de que Pedrito llegara hasta mí.

Y por la ventana mire como Pedrito se pasó de largo y siguió caminando. Y no lo podía creer, esa persona definitivamente no era Pedrito, es más, eso ni si quiera era una persona era un ente maligno.

Y con mucho miedo abrí un poco la puerta y me entre asome y vi con mis propios ojos como la figura de Pedrito se esfumo entre el viento. Y los perros seguían aullando sin parar, y nuestro labrador con la cola entre las patas lloraba de miedo escondido debajo de la cama.

Mis padres quienes estaban en la cocina esperando a Pedrito para desayunar, me miraban impactados y me preguntaron preocupados que me pasaba. Mi rostro pálido, mi mirada perdida y mi cuerpo temblando de miedo me delataban. Trate de explicarle todo lo que acaban de ver mis con mis propios ojos y se quedaron atónicos no sabían si creerme o reír, no les parecía coherente lo que yo decía.

Pasaron las horas y nos enteramos que Pedrito había fallecido en la noche, al parecer estaba trabajando normal y un malestar lo hizo regresar a casa. Murió en su cama sin que nadie pudiera auxiliarlo.

Pero lo verdaderamente terrible llego después, una desconocida epidemia comenzó a matar a muchas personas y todas morían de la misma forma que Pedrito. Los mismos síntomas que todos decían sentir: Fuertes dolores en el cuerpo y asfixia.

Llegue a la conclusión de que esa mañana no era Pedrito el SERENO lo que vi, ese día… era la MUERTE que venía a llevarse a muchas personas.

 

Leyenda mexicana

Créditos: Richard Van.


jueves, 29 de septiembre de 2022

El Dragón En El Garaje

En mi garaje vive un dragón que escupe fuego por la boca.

Supongamos que yo le hago a usted una aseveración como ésa.

A lo mejor le gustaría comprobarlo, verlo usted mismo.

A lo largo de los siglos ha habido innumerables historias de dragones, pero ninguna prueba real.

¡Qué oportunidad!

—Enséñemelo —me dice usted.

Yo le llevo a mi garaje.

Usted mira y ve una escalera, latas de pintura vacías y un triciclo viejo, pero el dragón no está.

—¿Dónde está el dragón? —me pregunta.

—Oh, está aquí —contesto yo moviendo la mano vagamente—. Me olvidé de decir que es un dragón invisible.

Me propone que cubra de harina el suelo del garaje para que queden marcadas las huellas del dragón.

—Buena idea —replico—, pero este dragón flota en el aire.

Entonces propone usar un sensor infrarrojo para detectar el fuego invisible.

—Buena idea, pero el fuego invisible tampoco da calor.

Sugiere pintar con spray el dragón para hacerlo visible.

—Buena idea, sólo que es un dragón incorpóreo y la pintura no se le pegaría.

Y así sucesivamente.

Yo contrarresto cualquier prueba física que usted me propone con una explicación especial de por qué no funcionará.

Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre un dragón invisible, incorpóreo y flotante que escupe un fuego que no quema y un dragón inexistente?

Si no hay manera de refutar mi opinión, si no hay ningún experimento concebible válido contra ella, ¿qué significa decir que mi dragón existe?

Su incapacidad de invalidar mi hipótesis no equivale en absoluto a demostrar que es cierta.

Las afirmaciones que no pueden probarse, las aseveraciones inmunes a la refutación son verdaderamente inútiles, por mucho valor que puedan tener para inspirarnos o excitar nuestro sentido de maravilla.

Lo que yo le he pedido que haga es acabar aceptando, en ausencia de pruebas, lo que yo digo.

 

Carl Sagan

Fuente: Las cuatro esquinas, una intersección literaria


 

martes, 27 de septiembre de 2022

Callejero

Callejero…

Viejo y solo, pensé que un perro iba a colmar mi existencia.

Lo encontré callejero, sucio, hambriento, le hice caricia, me siguió sin temor.

Ahora es mi perro, yo soy su dueño.

Hablo con él, él me responde lamiéndome las manos.

-‘Fido mañana no tendremos para comer, la jubilación se acabó, ¡tendremos que esperar!’.

Llega ese día bendecido, en la fila, con los demás jubilados, el libreto destrozado por el tiempo, estrecho entre las manos, espero mi turno.

Fido menea la cola contento.

Él sabe que hoy comeremos más y un poco mejor.

Ya es invierno…

Está fría mi casa sin fuego…

Él está cerca y me calienta…

El comienzo de la primavera nos encuentra unidos agradeciendo al sol, mientras del corazón, me nace una oración:

′Gracias Señor por haber creado al perro’.

 

Charles Bernal


 

lunes, 26 de septiembre de 2022

Después

La vida es una tarea que nos trajimos para hacer en casa.

Cuando uno mira... ya son las seis de la tarde; cuando uno mira... ya es viernes; cuando uno mira... ya se termino el mes, cuando uno mira... ya se terminó el año; cuando uno mira... ¡ya se pasaron 50 o 60 años!

Cuando uno mira... ya no sabemos más por donde andan nuestros amigos.

Cuando uno mira... perdimos al amor de nuestra vida y ahora, es tarde ya para volver atrás.

Si me fuera dado un día más, una oportunidad, ya no miraría más el reloj.

Seguiría siempre de frente e iría jugando por el camino, viendo pasar lo inútil de las horas.

Sostendría a todos mis amigos y compañeros que ya no sé por dónde andan, ni cómo están, y les diría: ‘Ustedes son extremadamente importantes para mí.’

Abrazaría fuertemente al amor mío, y le diría: ‘Te Amo’

Hoy, por aquello de que ya algunos se nos adelantaron, te digo:

No dejes de hacer algo que te gusta por falta de tiempo.

No dejes de tener alguien a tu lado, porque tus hijos pronto no serán tuyos, y tendrás que hacer algo con ése tiempo que resta, en donde lo único que vamos a extrañar será el espacio que sólo se puede disfrutar con los amigos de siempre.

Ese tiempo que, lamentablemente, no vuelve jamás.

Es preciso eliminar el ‘despues’

¿Por qué dejamos todo para ‘Después’?

Después te llamo.

Después lo hago.

Después lo digo.

Después yo cambio.

Dejamos todo para ‘Después’, como si el ‘Después’ fuese lo mejor.

Por qué no entendemos que ‘Después’ el café se enfría, ‘Después’ la prioridad cambia, ‘Después’ el encanto se pierde, ‘Después’ temprano se convierte en tarde, ‘Después’ la añoranza pasa, ‘Después’ las cosas cambian, ‘Después’ los hijos crecen, ‘Después’ la gente envejece, ‘Después’ el día es noche, ‘Después’ la vida se acaba.

No dejes nada para ‘Después’, porque en la espera del ‘Después’, tú puedes perder los mejores momentos, las mejores experiencias, los mejores amigos, los mayores amores, y todas las bendiciones que tienes para ti.

Acuérdate que el ‘Después’ puede ser tarde.

El día es hoy.

Ya no estamos en edad de posponer nada.

Créditos a su autor