Así como el arquero
apunta su flecha, así el maestro dirige su pensamiento.
Como el
pez fuera del agua que está varado en la arena.
Los pensamientos
se agitan, tiemblan, se sacuden, vagan a su completo antojo.
Por eso tu misión es aquietarlos, gobernarlos y hallar la paz.
Con la mente controlada, el maestro aplaca sus pensamientos.
Con la mente controlada, el maestro aplaca sus pensamientos.
Termina con su peregrinar y su
fantasía.
Sentado en la caverna del corazón ha vencido la esclavitud de la muerte.
Sentado en la caverna del corazón ha vencido la esclavitud de la muerte.
Si sabes que tu cuerpo es tan frágil
como una vasija, haz de tu mente una fortaleza.
Deja que el conocimiento luche por ti
para defender lo que has
ganado.
Tu peor enemigo no te puede dañar tanto como tus propios pensamientos.
Y nada ni nadie, ni tu padre ni tu
madre, te pueden brindar tanta ayuda como tu propia mente disciplinada.
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