jueves, 15 de octubre de 2015

Hombros





Los hombros representan mi capacidad de llevar una carga.

Mis hombros llevan mis alegrías, mis penas, mis responsabilidades y mis inseguridades.

Como cualquier otra persona, no estoy exento de llevar una carga.

Si me hago responsable de la felicidad y del bien estar de los demás, entonces aumento el peso que llevo y me duelen los hombros.

Tengo la sensación de tener “demasiado por hacer” y de nunca ser capaz de realizarlo todo.

Puede también que tenga la sensación de que me impiden actuar, bien a causa de opiniones diferentes o porque simplemente no quieren asistirme y apoyarme en mis proyectos.

También me duelen los hombros cuando vivo grandes inseguridades afectivas (hombro izquierdo) o materiales (hombro derecho) o que me sienta aplastado por el peso de mis responsabilidades, tanto afectivas como materiales.

Tengo tanto miedo al mañana que me olvido vivir hoy.

Las dificultades que encuentro, la responsabilidad de deber crear, hacer, perfeccionar, todo esto puede “aplastarme”.

Puedo querer probarme que, a pesar de todo, puedo enfrentarme con las situaciones echando los hombros hacía atrás, poniendo el pecho más en evidencia, pero la realidad es que mi espalda es débil y distorsionada por el miedo.

Si la parte afectada de mi hombro se refiere a los huesos (fractura, ruptura), esto se relacionará más con mis responsabilidades fundamentales.

Si la parte afectada de mi hombro es muscular, esto se relacionará más con mis pensamientos y emociones.

Aprendo también a dejar circular la energía de mi corazón hasta los hombros y después, en mis brazos, lo cual evitará la rigidez y el dolor, porque mis hombros representan la acción y también el movimiento, desde la concepción hasta la materia.

Pasan a través de ellos mis deseos interiores de expresarme, crear y ejecutar porque nacieron al nivel de mi corazón.

La energía emocional debe dirigirse hasta mis brazos y mis manos para realizar dichos deseos.

Si me freno en decir o hacer cosas, si me “encasillo” en vez de hundirme en la vida, si llevo máscaras para tapar mis miedos y mis aprensiones, mis hombros estarán tensos y más rígidos.

Si el hueso de mi hombro va hasta quebrarse o romperse, existe en mi vida un conflicto que es muy profundo y que toca la esencia de lo que soy.

La tensión o cualquier otro malestar que sienta en el área de los hombros me dan una indicación según se trate del hombro derecho o izquierdo.

Si mi hombro derecho está afectado, se trata de mi lado masculino activo: puedo vivir un conflicto o una tensión con relación a mi trabajo, a mi modo de actuar frente a la autoridad.

Es el lado “recio y controlador” que gana; en cambio si es mi hombro izquierdo el que está afectado, la tensión que pueda vivir está relacionada con el aspecto femenino de mi vida, es decir creativo y receptivo, a mi habilidad por expresar mis sentimientos.

Tomo consciencia de lo que me aplasta, acepto que soy responsable de MÍ y dejo que los demás se cuiden de ocuparse de su propia felicidad.

Aprendo a delegar.

Un hombro helado significa que se vuelve frío y doloroso y que está molestado en su completa utilización.

Me vuelvo frío e indiferente con relación a lo que hago (¿justo para hacerlo?) o ¿puedo realmente hacerlo?

Existe una profunda tensión que me indica que quiero realmente hacer algo diferente de lo que hago actualmente.

También acepto aprender a vivir el instante presente, lo cual me permite aliviar el peso que llevo en mis hombros.

Hago confianza al universo que atiende mis necesidades cotidianas.




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