Vivimos en una sociedad que nos presenta la juventud
como el estado más deseable:
lo vemos en la televisión, en la publicidad, en las
películas…
Estamos rodeados de modelos que nos presentan a gente guapa
y joven así que acabamos consumiendo complejos vitamínicos, cremas faciales y
cirugías estéticas para intentar aparentar ser alguien que no somos.
Y todo esto en lo físico, porque en lo psicológico la
situación es algo más difícil.
Envejecer es inevitable pero tenemos que madurar.
¿Qué es madurar?
Por madurar podríamos entender muchas cosas: fructificar, evolucionar…
Por madurar podríamos entender muchas cosas: fructificar, evolucionar…
Sin embargo, una definición que nos puede servir mucho de
entrada es crecer en edad y en juicio.
Son 2 cosas diferentes:
1) Por un lado podemos hablar de la madurez
cronológica, es decir, del paso del tiempo, del ir cumpliendo años. Sin
embargo, este tipo de madurez no implica el 2º tipo que es:
2) La madurez psicológica: esta madurez es el
resultado de la reflexión.
Muchas veces utilizamos la expresión “madurar una idea”.
¿Qué quiere decir esto?
Que tenemos que meditar o reflexionar una idea.
Por tanto, la madurez no es una conquista biológica
natural.
Es el resultado de reflexionar y un ejercicio de voluntad.
La vida no es aquello que nos pasa sino lo que hacemos con
lo que nos pasa, entendiendo “el hacer” como la reflexión, la vivencia
emocional y la acción que se desprende de los anteriores.
Madurar es un tránsito continuo.
Estamos madurando si hacemos el trabajo para integrar las
experiencias positivas y dolorosas que la vida nos va brindando.
Àlex Rovira
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