Había una vez una rosa muy hermosa.
Se sentía de maravillas al saber que era la rosa más bella
del jardín.
La rosa y un sapo vivían en un jardín.
Se amaban y eran amigos.
Un día, la cobra le
dijo a la rosa:
- ¡Dios mío!, ¿cómo tú puedes ser amiga de ese bicho tan feo y asqueroso?
- ¡Dios mío!, ¿cómo tú puedes ser amiga de ese bicho tan feo y asqueroso?
La rosa confundida le dijo al sapo que no la buscara más, y aunque no sabía el motivo, el sapo se fue muy triste.
Poco tiempo después, el sapo volvió al jardín y pasó por donde estaba la rosa; y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.
Entonces el sapo se aproximó y le dijo entonces:
-Vaya que te ves muy mal. ¿Qué te ha pasado?
Y la rosa respondió:
-Desde el día que te fuiste los insectos me persiguen, las hormigas me han comido día a día y nunca pude volver a ser igual.
-Desde el día que te fuiste los insectos me persiguen, las hormigas me han comido día a día y nunca pude volver a ser igual.
El sapo sólo contestó:
-Pues claro, cuando estaba por aquí, yo me comía a esas hormigas.
Moraleja:
Nunca desprecies BUENOS AMIGOS
por influencia de
cobras envidiosas.
Ama la simplicidad de tus amigos.
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