Cierto hombre creía que el último día de la humanidad caería
en una determinada fecha y se debía afrontar de modo adecuado.
Llegado el día, congregó en torno suyo a cuantos estuvieron dispuestos a escucharlo y los condujo a la cima de una montaña.
Llegado el día, congregó en torno suyo a cuantos estuvieron dispuestos a escucharlo y los condujo a la cima de una montaña.
Tan pronto estuvieron reunidos allí, el peso acumulado hizo
que se hundiera la frágil corteza y todos terminaron en las profundidades de un
volcán, y en efecto fue para ellos el último día.
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