Elegí perdonar porque así dejé de
ser víctima y volví a ser responsable de mi propia vida.
Elegí perdonar para desanclar mis
pasos del pasado y transformar en un florido prado todo aquello que desertificó
el orgullo y el resentimiento.
Elegí perdonar sin esperar a que
cambien los otros, porque el alivio y la calma que germinan de mi corazón ya
forman parte de la misma raíz de todo cuanto late.
Elegí perdonar para liberar los
lazos del sufrimiento y la pena, soltar las pesadas cadenas que impiden volar y
desenterrar todo aquello que no pertenece a mi esencia.
Elegí perdonar porque comencé a
entender que tener razón no hace feliz a nadie más que al orgullo, pero tener
el alma en paz expande mi ser y genera felicidad a todo cuanto me rodea. La Paz interior genera Paz
exterior y regresa de nuevo por triplicado.
Elegí perdonar para así liberarme
de la prisión del dolor y comprender que todos los conflictos son, en realidad,
desafíos que traen consigo una valiosa lección de aprendizaje.
Elijo perdonar y desear buen camino
porque sólo así elijo perdonarme y desearme buen camino a mí misma.
Ada Luz Márquez
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