Nos hemos acostumbrado a pensar que somos el centro del
universo, que nuestras vidas son tan importantes que podemos pasar por encima
de las vidas de otros.
Pocas veces nos detenemos a observar, a comprender.
Si por un instante lográramos detenernos un minuto de nuestras
vidas, y lográramos dedicarlo a observar el universo, a observarnos dentro de
la inmensidad que compone la realidad... veríamos que somos en realidad
minúsculos e insignificantes, y que en nuestra insignificancia somos tan
importantes que podemos transformar el mundo desde nuestro interior.
Pensemos por un segundo en el tiempo que lleva expandiéndose
el universo...
¿Cuántas fracciones de segundo dura la vida de un ser humano
en la escala de tiempo universal?
Resulta casi incalculable pensarlo.
Comunidad Soto Zen de Colombia
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