La verdadera voluntad es un signo
de un muy alto grado del Ser en comparación con el Ser de un hombre ordinario.
Pero sólo los que poseen dicho Ser
pueden hacer.
Todos los demás son meros
autómatas, máquinas, o juguetes mecánicos puestos en funcionamiento por fuerzas
externas, que actúan en la medida en que actúa el «resorte» colocado en ellos
por las circunstancias ambientales accidentales, y ese resorte no puede
alargarse ni acortarse, ni modificarse en ningún sentido por propia iniciativa.
G.
I. Gurdjieff
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