Había
una vez un picador de piedra que vivía pobremente y que soñaba en convertirse
en un hombre rico y poderoso.
Un
buen día expresó en voz alta su deseo, sorprendiéndose al comprobar que su
sueño acababa de convertirse en realidad: era un rico mercader que nadaba en la
abundancia.
Esto
le hizo muy feliz, hasta que conoció a un hombre aún más rico y poderoso que
él.
Entonces,
expresó de nuevo en voz alta su deseo de tener más poder y riquezas, y le fue
también concedido.
Al
poco tiempo, cuando comprobó que, debido a su condición, se había creado muchos
enemigos, sintió miedo.
Un
día, vio la destreza con la que un samurai manejaba sus armas y la rapidez con
que se deshacía de sus enemigos, y pensó:
-Si
yo dominase un arte de combate con esa destreza, tendría garantizada mi
seguridad y podría vivir en paz. ¡Quiero ser un respetado samurai!.
Y
así fue.
No
obstante, aún siendo un temido guerrero, sus enemigos crecían cada vez más y
eran más peligrosos.
Un
día, en que estaba mirando al Sol desde la ventana de su casa, pensó:
-Él
sí que es poderoso. Nadie puede hacerle daño y siempre está por encima de todas
las cosas. ¡Quiero ser el Sol!.
Y
así ocurrió.
Convertido
en Sol, una nube se interpuso en su camino entorpeciendo su visión, y pensó:
-Quiero
ser tan poderoso como la nube que es capaz de ocultar al Sol. ¡Quiero ser
nube!.
Y
también este deseo se convirtió en realidad.
Pero
al ver como el viento la arrastraba, se desilusionó y decidió, esta vez, ser
viento, con toda su fuerza y potencia arrolladora.
Y
así sucedió.
Cuando
se hubo convertido en viento, sopló fuertemente sobre una roca que permaneció
impasible, causándole gran exasperación.
Ella
sí que es fuerte, pensó.
-¡Quiero
ser una roca!
Convertido
en roca, se sintió invencible, creyendo que no existía nada más fuerte que él
en todo el Universo.
Pero
cuál fue su sorpresa al ver a un picador de piedra que tallaba la roca y le
daba la forma que quería, sin que pudiera resistirse a sus hábiles golpes.
Esto
le hizo reflexionar y le llevó a pensar que, en definitiva, su condición
inicial no era tan mala, y que deseaba de nuevo volver a ser el picador de
piedra que había sido en un principio.
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