Hace
mucho tiempo vivió un derviche que tenía fama de ser muy sabio.
Cierto
día, su único amigo, deseando vivir aventuras, quiso partir a lejanas tierras,
pero cuando regresó, como se había hecho cristiano, le dio vergüenza
confesárselo y decidió no ir a verlo.
No
obstante, el derviche, sabiendo de su regreso, lo buscó por toda la ciudad y,
al encontrarlo, lo abrazó fuertemente y le dijo:
-
¿Estás loco? No es tu religión la que me une a ti –
Sin
embargo, al cabo de un tiempo, el amigo perdió toda su fortuna, su fama y su
posición, y de la misma forma, dejó de ir a ver al derviche porque le daba
vergüenza confesárselo.
No
obstante, cuando el derviche se enteró, fue a su encuentro, lo sacudió y le
dijo:
-
¿Estás loco? No es tu riqueza la que me une a ti –
De
la misma manera, pasados unos meses, el hombre contrajo una enfermedad muy
contagiosa y se encerró en casa.
No
obstante, cuando el derviche se enteró, fue a visitarlo, lo atendió y, cuando
estuvo curado, le dijo:
-
¿Estás loco? No es tu salud la que me une a ti –
Entonces
el hombre, muy emocionado, cogió la mano del derviche y, mirándolo a los ojos,
le preguntó:
-
Oh amigo, si no es mi religión, ni mi riqueza, ni mi posición, ni mi salud ¿Qué
es lo que te une a mí? –
Y
el derviche le respondió:
-
¡Tú lo has dicho, amigo! Lo que me une a ti es la Amistad
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