En cierta ocasión un rey encomendó a
un cuervo la tarea de recorrer toda la tierra en busca del cielo y el infierno
para que, al encontrarlos, regresara a revelarle el secreto de su ubicación.
Pasaron los años y no hubo señales del
cuervo hasta que cierto día, asomado al balcón de su palacio, en lontananza, el
rey divisó la silueta del ave.
Así, el cuervo, posándose sobre su
hombro, le acercó el pico a la oreja y le susurró:
El Cielo e Infierno están en ti.
Omar Khayyan
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