Uno de los maestros Zen más sobresalientes, Lin Chi, solía decir:
«Cuando era joven me fascinaba ir en barca. Tenía una pequeña barca, y
solía ir al lago solo. Me quedaba allí durante horas y horas.
Una vez sucedió que estaba meditando en mi barca con los ojos cerrados
durante una noche muy hermosa. Una barca vacía llegó flotando corriente
abajo y golpeó mi barca. Tenía los ojos cerrados, así que pensé: "Hay
alguien con su barca y ha golpeado la mía." Surgió la ira. Abrí los
ojos y, enfadado, iba a decirle algo a ese hombre; entonces me di
cuenta de que la barca estaba vacía. No había manera de continuar. ¿A
quién podía expresarle mi ira? La barca estaba vacía. Simplemente estaba
flotando corriente abajo, y había llegado y golpeado mi barca. Así que
no había nada que hacer. No había ninguna posibilidad de proyectar la
ira en una barca vacía.»
De modo que Lin Chi dijo: «Cerré los
ojos. La ira estaba allí, pero al no encontrar una salida, cerré los
ojos y floté hacia dentro siguiendo la ira. Y esa barca vacía se
convirtió en mi realización. Llegué a un punto dentro de mí mismo en esa
noche silenciosa. Esa barca vacía fue mi maestro. Y ahora, si viene
alguien y me insulta, me río y digo: "Esta barca también está vacía."
Cierro los ojos y entro en mí.»
(Osho)
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