Fue en el jardín de un manicomio que conocí a
un joven de rostro pálido y hermoso y lleno de encanto.
Sentándome a su lado sobre el banco le
pregunté:
“¿Por qué estás aquí?”
Me miró asombrado y respondió:
“Es una pregunta inadecuada, sin embargo, contestaré:
Mi padre quiso hacer de mí una reproducción
de sí mismo; también mi tío.
Mi madre deseaba que fuera la imagen
de su ilustre padre.
Mi hermana mostraba a su esposo navegante
como el ejemplo perfecto a seguir.
Mi hermano pensaba que debía ser como él, un excelente
atleta.
Mis profesores, como el doctor de filosofía,
el de música y el de lógica, ellos también fueron terminantes, y cada uno
quiso que fuera el reflejo de sus propios rostros en un espejo.
Por eso vine a este lugar.
Lo encontré más sano.
Al menos puedo ser yo mismo”.
Enseguida se volvió hacia mí y dijo:
“Pero dime, ¿te condujeron a este lugar la
educación y el buen consejo?”
Yo respondí:
“No, soy un visitante”.
Y el añadió:
“Oh, tú eres uno de los que vive en el
manicomio del otro lado de la pared”.
Khalil Gibrán
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lunes, 10 de marzo de 2014
El Loco...
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