A
pesar de su tradicional proceder, el Maestro no sentía un excesivo
respeto por las normas y las tradiciones. En cierta ocasión surgió una
disputa entre un discípulo su hija, porque aquél insistía en que ésta se
ajustara a las normas de su religión para elegir a su futuro marido. El
maestro se puso inequívocamente del lado de la muchacha. Cuando el
discípulo le manifestó la sorpresa que le producía el que un santo
actuara de aquella manera el Maestro le dijo:
-Debes comprender que, al igual que la música, la vida está hecha de sentimiento y de instinto, más que de normas.
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