Según un viejo cuento chino, había una mujer cuyo único hijo acababa de morir.
En su dolor, ella fue a consultar a un hombre sabio
y le dijo:
¿Tiene Ud. alguna oración para lograr que mi hijo vuelva a la vida?
¿Tiene Ud. alguna oración para lograr que mi hijo vuelva a la vida?
El hombre
sabio, en vez de despedirla o ponerse a razonar con ella, le respondió:
Tráigame una semilla de mostaza del árbol que crezca en una casa donde nunca se haya conocido la tristeza. La usaremos para expulsar la tristeza de su vida.
La mujer partió en busca de aquella semilla mágica.
Tráigame una semilla de mostaza del árbol que crezca en una casa donde nunca se haya conocido la tristeza. La usaremos para expulsar la tristeza de su vida.
La mujer partió en busca de aquella semilla mágica.
Lo primero que hizo fue dirigirse a una espléndida
mansión ubicada en un barrio residencial.
Entonces tocó la puerta y dijo "Buenos días,
estoy buscando un hogar donde nunca hayan sentido tristeza ¿será éste el lugar?
Entonces los dueños le respondieron: Lo lamento señora, Usted se ha dirigido al
lugar equivocado y pasaron a contarle todas las tragedias que la familia había
pasado. Y se quedó un rato consolando a esa gente.
Luego partió a buscar la semilla pero en cada puerta que tocaba ella recibía la misma respuesta. Fueran chozas o palacios, siempre encontraba un motivo de dolor o tristeza.
Finalmente la mujer afligida se involucró tanto en la tarea de mitigar el dolor ajeno, que se olvidó de la búsqueda de la semilla mágica.
Luego partió a buscar la semilla pero en cada puerta que tocaba ella recibía la misma respuesta. Fueran chozas o palacios, siempre encontraba un motivo de dolor o tristeza.
Finalmente la mujer afligida se involucró tanto en la tarea de mitigar el dolor ajeno, que se olvidó de la búsqueda de la semilla mágica.
Sin que pudiera percatarse, la tarea de consolar a
los demás había expulsado la tristeza de su corazón.
Nada más que , simplemente le sirvió de regocijo de que casi todos con la vida venimos al dolor.
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