jueves, 5 de febrero de 2015

Una Competencia En La Montaña


Érase una vez en las faldas de un acogedor cerro que dos huevos de diferente tamaño eran empollados celosamente por sus madres.
Curiosamente los nidos no se encontraban tan distantes entre sí y como ninguno de los guardianes encontraba peligro en la otra especie establecieron un clima de armonía sin igual en la montaña.
Prácticamente era un ambiente de paz en donde mamá cóndor y mamá colibrita trabajaban incesantemente con ayuda de sus parejas, para proteger a sus futuros herederos.
Los huevos prácticamente se rompieron el mismo día y desde los nidos los polluelos comenzaron una amistad que los acompañaría en adelante.
Cuando estos amigos llegaron a la niñez y comenzaron sus primeros vuelos descubrieron la enorme diferencia de tamaño.
El cóndor había crecido sin parar hasta multiplicar su tamaño y el colibrí no creció más grande que el pico del cóndor.
Sin embargo eso no dificultó la amistad y ambos fueron dichosos por la algarabía que les producía encontrarse cada tarde para jugar.
Cuando la juventud hizo su presencia ambos tenían que realizar un gran viaje, de otro modo no podrían pasar la gran prueba de la madurez.
Los padres de estos inquietos amigos les advirtieron que el viaje debía ser de gran distancia hasta llegar a los mares frescos de la tierra del Norte y para demostrarlo debían traer de regreso una semilla o un ramo de tundra en el pico – pues esta planta dicho sea de paso solo crece entre los frescos vientos del norte-.
El cóndor pensando en su pequeño amigo le propuso cargarlo entre sus plumas, seguramente con la idea de ayudarlo, para que con sus potentes alas el viaje fuese divertido y hasta veloz.
El colibrí no solo rechazó la propuesta de su enorme amigo sino que le propuso llevar a cabo una competencia entre ambos, para de esa manera culminar la maratónica travesía con éxito.
El cóndor que no pudo contener la carcajada le dijo al colibrí que ganaría la competencia en un abrir y cerrar de ojos.
Lo insólito del testarudo colibrí es que hablaba con un tono serio y también prometía librar una dura batalla.
El cóndor algo orgulloso pero desconcertado rápidamente comenzó la carrera alzándose en vuelo hasta desaparecer.
El colibrí comenzó la competencia con su conocida característica de ave supersónica y rápidamente desapareció por entre el follaje de la montaña.
La competencia se había iniciado y ambos ni imaginaban las intenciones del otro.
Lo cierto es que cuando llegó la tarde el cóndor que se encontraba a cientos de kilómetros de ventaja se echó a dormir muy seguro que ganaría la competencia.
El colibrí que –por su parte- iba a gran velocidad sin detenerse siquiera, tenía un ritmo sostenido y motivado por su poderosa convicción de llegar a la meta.
Este sin saber donde reposaba su gigantesco amigo decidió renunciar al torpor nocturno y volar toda la noche.
Por su parte el cóndor cuando despertó por la mañana pensó que lo primero era encontrar comida para reparar energías y eso le ocupó toda la mañana, total según sus cálculos el colibrí se encontraría quizás dónde o muy lejos aún.
Lo cierto es que cuando el cóndor se propuso alzar vuelo para continuar la competencia se encontró con el colibrí que ya venía de regreso con la señal de la tundra en el pico, como para no dudar de su capacidad.
El cóndor no lo podía creer y de modo vehemente se apuró en alzar vuelo para llegar al punto más lejano de la madre tierra del norte y encontrar la posta que debía portar hasta la meta, en su mente no existía otra cosa que ganar.
Cuando el colibrí llegó prácticamente a la meta vio que el cóndor venía muy rasante por detrás con la prueba en el pico.
El colibrí que esperó a su amigo para cruzar juntos la meta y sin sentirse victorioso le dijo:
-ambos hemos venido juntos a este mundo y por ello en esta competencia no hay perdedores, hoy ambos somos ya maduros y nuestra amistad será imperecedera, hoy eso hemos ganado.

Arnaldo Quispe

Nota: Si deseas puedes compartir este aporte, solo te pido que cuando lo hagas menciones la fuente y el autor, de este modo lograremos sincronizar y dejar fluir estas gotitas de esperanza y amistad hasta confines impensados. 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario