El maestro llevó a su discípulo a una playa.
Se acercaron
a la orilla, le dio un colador y un tazón y le dijo:
- Enséñame
cómo llenarías un colador con agua.
El discípulo
se agachó y tomó el colador con una mano mientras con la otra llenaba el tazón
de agua de mar y lo volcaba sobre el colador.
El agua
apenas llegaba a cubrir la base del colador y enseguida se filtraba por sus
agujeros.
Entonces le
dijo el maestro:
- Con la
práctica espiritual sucede lo mismo si uno permanece de pie en la orilla de la
personalidad e intenta llenarse con tazones de conciencia espiritual.
No es ése el
modo de llenar un colador con agua, ni nuestra esencia con vida espiritual.
- Entonces,
¿cómo se hace? -preguntó el discípulo
El maestro
tomó el colador en sus manos y lo arrojó lejos al mar.
El colador
flotó unos instantes y después se hundió.
- Ahora está
lleno de agua y así permanecerá -dijo el maestro.
-Ese es el
modo de llenar un colador con agua y es el modo de realizar la práctica
espiritual.
No se logra
vertiendo pequeñas dosis de vida espiritual en la individualidad, sino
arrojando la individualidad dentro del mar de la vida espiritual.
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