Los grandes
saltos de conciencia siempre están precedidos por la claudicación del “yo sé”.
Frecuentemente,
la única manera de que uno pueda alcanzar esta voluntad de cambio es
cuando uno “toca fondo”, o sea, cuando uno se queda sin opciones en el
curso de una acción hasta su final, ante el fracaso de un sistema de creencia
inútil.
La luz no puede
entrar en una caja cerrada; la ventaja de una catástrofe puede ser una apertura
a un nivel más alto de consciencia.
Si se ve la
vida como una enseñanza, entonces se convierte justo en eso.
A menos que
las lecciones dolorosas de la vida con las que tratamos sean transformadas
por la humildad en pasarelas del crecimiento y desarrollo, ellas son
desperdiciadas.
D. Hawkins
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