Conozco la torpeza sólo cuando comparo.
Veo que usted es muy
brillante, muy astuto, muy inteligente, y al compararme con usted digo que soy
torpe.
Pero si no me comparo, soy lo que soy; ¿verdad?
Entonces puedo empezar a
partir de ahí; pero si todo el tiempo me comparo a mí mismo con usted que es
brillante, atractivo, capaz, etc., estaré en constante conflicto con usted.
Sin
embargo, si acepto lo que soy, eso que soy, a partir de ahí puedo empezar. Por
tanto, el conflicto existe sólo cuando negamos el hecho real de ‘lo que uno
es’. Soy esto, pero si todo el tiempo trato de ser aquello, estoy en conflicto.
Hacemos eso porque estamos atrapados en el llegar a ser psicológico.
Todos
quieren llegar a ser hombres de negocios, santos o quieren meditar correctamente;
¿no es cierto?
De manera que están en conflicto.
En vez de darme cuenta del
hecho de que soy violento y no moverme de ese hecho, pretendo ser no violento,
y con el pretender ser no violento empieza el conflicto.
Así pues, ¿dejará de
pretender y dirá: “Soy violento, voy a afrontar la violencia”?
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