martes, 8 de julio de 2014

Tiempos Degenerados...


Vivimos tiempos degenerados en los que la estupidez (tan de moda en esta temporada) busca su felicidad por medio de la codicia y sólo consigue causarse sufrimiento a sí mismo y a los demás.

Vivimos en un mundo que dispone de riqueza suficiente para todos, pero resulta que dos de cada cien personas acapara la práctica totalidad de la riqueza... y aún sigue exprimiendo a los demás.


Ya ni siquiera los países "ricos" se libran de la codicia de "los mercados".
Vivimos en un mundo que produce alimentos para satisfacer a más del doble de la población mundial, pero resulta que una de cada dos personas pasan hambre.

¡Encima nos permitimos el "lujo" que quemar comida para hacer volar nuestros aviones! Decididamente, ¡estamos locos!


Vivimos en un mundo que dispone de conocimientos y recursos para atender sobradamente las necesidades sanitarias de todos los seres humanos, pero resulta que tres de cada cuatro personas padecen y mueren por enfermedades fácilmente curables.
Incluso en los sitios privilegiados donde se recibe una buena atención sanitaria, cuando llega la hora inevitable de nuestra muerte, se nos impide morir con dignidad y en paz.

¿Cuándo comprenderemos que la codicia no trae más que sufrimiento para todos?
¿Cuándo comprenderemos que la generosidad es fuente de riqueza para todos?

Por favor, amigos, un poco de cordura; un poco de equilibrio, un poco de cooperación.

No hace falta ser multimillonario para aliviar el sufrimiento de los demás (humanos y no humanos).
Todos podemos (y deberíamos) ejercer el mayor poder del universo, el poder del amor incondicional.
Todos podemos (y deberíamos) expresar nuestra elección ética en la votación diaria que supone el simple acto de hacer la compra.
Todos podemos (y deberíamos) pensar más en los demás que en nosotros mismos; dar más y pedir menos. 



Quién da desinteresadamente, recibe (felicidad).
Quién toma egoístamente, con avidez, lo que otros necesitan, también recibe (sufrimiento).

Esa es la verdad.

Espero y deseo que la vida os dé 
todo lo bueno que os merecéis, que es mucho.
Cuidaos mucho, y procurad ser muy felices 
para poder compartir felicidad a manos llenas 
(que el mundo está muy necesitado 
de cariñito y de cordura).


Juan Angel







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