Chuang Tze pasaba por ser, en aquel tiempo,
el sabio más grande del Imperio del Medio.
La gente venía desde muy lejos para pedirle
consejo.
Unos emisiarios del rey de Zhu le visitaron
mientras pescaba con caña en el rio Pu, el vestido arremangado, los pies
sumergidos en el agua fangosa.
Le anunciaron que su soberano le ofrecía el
cargo de Primer Ministro.
Sin dirigirles ni siquiera una mirada, los
ojos fijos en la caña, Chuang Tze respondió:
-He oído decir que vuestro amo posee una
tortuga sagrada que mantiene encerrada en el templo de sus antepasados.
¿Acaso ella no habría preferido arrastrar
su cola en el lodo de un estanque?
-Por suspuesto- respondieron a coro los
funcionarios reales.
-Pues entonces, ¿largaos de aquí! ¡Yo
tambien prefiero arrastrar mi cola en el lodo!
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