Mi camino está marcado en las
estrellas.
Aunque vague por esta tierra extraña, no me perderé, pues soy un ciudadano
del Cielo.
¡Hacia él tengo que volver!
No temeré a los asaltadores de caminos
ni a los terrores nocturnos, al león ni al áspid, al hambre o la sed.
Todas estas cosas ¿qué me
podrían hacer?
He viajado por tantos mundos, he visto tantos seres, he caído
tantas veces que por fin he comprendido que, si no llevo la muerte conmigo, no
me podrá reconocer.
Así, sigo mi eterno camino hacia la Eternidad.
Un paso más
cada día, una nueva esperanza al despertar.
Sé que dentro de poco encarnaré en
otro planeta, otras aventuras me esperan, otros paisajes que contemplar.
Si me
detengo y miro atrás, realmente no hay camino recorrido, tan solo un largo
entrenamiento para aprender a amar.
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