El Gran Dictador (discurso final)
Discurso final de la película El Gran Dictador dirigida por Charles
Chaplin en 1940 que hacía una crítica al fascismo y al nazismo en auge
en Europa en esa época.
Considerado como uno de los mejores discursos
sobre libertad y democracia.
Genial
y formidable alegato anti bélico de Charles Chaplin
Lo siento.
Pero yo no quiero ser emperador.
Pero yo no quiero ser emperador.
Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si
fuera posible.
Blancos o negros. Judíos o gentiles.
Tenemos que ayudarnos los
unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los
demás, no hacernos desgraciados.
No queremos odiar ni ayudar a nadie.
En este
mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos
los seres.
El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos
perdido.
La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos
ha empujado hacia las miserias y las matanzas.
Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos.
Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos.
El
maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad.
Nuestro conocimiento
nos ha hecho cínicos.
Nuestra inteligencia, duros y secos.
Pensamos demasiado,
sentimos muy poco.
Más que máquinas necesitamos más humanidad.
Más que máquinas necesitamos más humanidad.
Más que inteligencia, tener bondad
y dulzura.
Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo.
Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo.
Los aviones y la
radio nos hacen sentirnos más cercanos.
La verdadera naturaleza de estos
inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos
nosotros.
Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes.
Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes.
A los que puedan oírme, les
digo: no desespéis.
La desdicha que padecemos no es más que la pasajera
codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano.
El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.
Soldados.
No os entreguéis a eso que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.
Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón.
El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.
Soldados.
No os entreguéis a eso que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.
Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón.
No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y
corazones de máquina.
Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres.
Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres.
Lleváis el amor de la
Humanidad en vuestros corazones, no el odio.
Sólo lo que no aman odian, los que
nos aman y los inhumanos.
Soldados.
No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad.
Soldados.
No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad.
El el capítulo 17 de San
Lucas se lee:
"El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de
hombres, sino en todos los hombres..."
Vosotros los hombres tenéis el
poder.
El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de
hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa aventura.
En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad.
En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad.
Pero bajo la promesa
de esas cosas, las fieras subieron al poder.
Pero mintieron; nunca han cumplido
sus promesas ni nunca las cumplirán.
Los dictadores son libres sólo ellos, pero
esclavizan al pueblo.
Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido.
Todos a
luchar para liberar al mundo.
Para derribar barreras nacionales, para eliminar
la ambición, el odio y la intolerancia.
Luchemos por el mundo de la razón.
Luchemos por el mundo de la razón.
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