Todos los caminos del mundo llevan hasta el corazón del
guerrero; él se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre
corre por su vida.
El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desee; sus
decisiones son tomadas con valor, desprendimiento y (a veces) con una cierta
dosis de locura.
Acepta sus pasiones y las disfruta intensamente.
Sabe que no es necesario renunciar al entusiasmo de las
conquistas ; ellas forman parte de la vida y alegran a todos los que en ellas
participan.
Pero jamás pierde de vista las cosas duraderas, los lazos
creados con solidez a través del tiempo.
Un guerrero sabe distinguir lo que es pasajero de lo que es
definitivo.
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