Y le dijo Pedro al desorientado hijo adolescente de mi amiga Lucrecia
mientras acomodaban las pesas:
NO te adaptes a la sociedad.
Vive como un derecho tu legítima rareza.
Vive como un derecho tu legítima rareza.
Nunca te dejes manipular.
No te engañes pensando que elegir es hacerlo con el tipo de salsa que te
van a cocinar.
El mundo no se mueve por azar, no aceptes visiones reduccionistas, no dejes
que el miedo te arrincone, no creas que la mentira es el método.
Toma la iniciativa en todo lo que hagas, imagina y crea.
Interésate por los demás con amor, tienen tus mismas angustias básicas.
No es lo mismo una poesía que una publicidad aunque ambos escritos tengan
letras.
No hagas lo que te dicen disciplinadamente sin pensar porque te
transformarás sin darte cuenta en un esclavo de otros que sí piensan.
Sandra Marcuzzo
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