Hace algún tiempo un sultán llamó a los hombres más sabios
de su región, por lo que los grandes eruditos del país acudieron a su
encuentro.
No obstante, en la entrada del palacio, se pusieron a
discutir porque todos querían sentarse en las primeras filas, arguyendo cada
uno los estudios que habían cursado en Damasco, en el Cairo, en Medina o en la
Mecca.
Muchos aseguraban que se sabían de memoria el Corán y otros
que eran duchos en la vida del Profeta.
En eso, un famoso derviche llegó a la puerta y, cuando le
preguntaron dónde quería sentarse, sin dudarlo dijo:
-Al final de todos.
La repuesta sorprendió tanto que alguien le preguntó:
- Señor ¿por qué pide sentarse al final de todos, siendo
usted un gran santo?
-Porque vosotros utilizáis nuestra religión para engordar vuestro ego, pero yo la utilizo para deshacerme de él.
¡Ése es mi camino, el Camino del Sufi!
-Porque vosotros utilizáis nuestra religión para engordar vuestro ego, pero yo la utilizo para deshacerme de él.
¡Ése es mi camino, el Camino del Sufi!
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