Hay una historia de un señor de la guerra, que
mientras visitaba a su viejo Maestro Zen, escuchó a un novicio lamentarse por que
no era capaz de concentrarse.
"¿Podría resolver este problema por usted,
Maestro?" -preguntó el señor de la guerra "¡Sí, por favor!"
-contestó felizmente el maestro.
El señor de la guerra fue a por una taza y
la llenó de agua hasta el borde.
Le pasó la taza al novicio y le dijo:
"Da vueltas al patio llevando esta taza
de agua. Mientras lo haces, seis de mis mejores arqueros estarán listos
para dispararte si derramas aunque sea solo una gota."
El novicio aprendió a concentrarse rápidamente.
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