Un maestro, explicando la realidad de
la existencia, aseguró a sus discípulos: -Todo lo que existe es Dios - No
obstante, un joven que no entendió la verdadera naturaleza de estas palabras,
salió de la mezquita y comenzó a caminar por un callejón.
apártese, déjenos pasar! - Pero el joven, inmutable, se
dijo: - Yo soy Dios y el elefante es Dios, así que ¿cómo puede tener miedo Dios
de sí mismo? - Razonando de este modo, no quiso apartarse y el elefante lo
agarró con su trompa y lo lanzó a gran distancia.
Semanas después, repuesto de
sus heridas, el discípulo acudió a su maestro y le contó lo sucedido.
A lo que
el maestro contestó: - Ciertamente tú eres Dios y el elefante es Dios. Pero
también Dios, en la forma del muchacho que conducía el elefante, te avisó para
que dejaras el paso libre.
¿Por qué no hiciste caso de la advertencia de Dios?
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