Mientras
nos identifiquemos con lo que no somos (pensamientos, condicionamientos,
defectos); mientras creamos que somos entes individuales que funcionan atendiendo
a sus propios intereses, quizás tengan algún significado esas reglas morales.
Sin
embargo, cuando uno se identifica con lo que surge antes de identificarse con
el individuo, simplemente esa cuestión ni se plantea.
No
hay ninguna vocecita ahí dentro que te susurre:
‘Eso está bien y eso está mal’.
Todo
está limpio, todos y cada uno de los minutos.
Hay
un respeto absoluto por todo lo que existe.
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