domingo, 14 de septiembre de 2014

Todo Está En Calma.


Los rayos del sol descienden por la ladera de la montaña hasta tocar la tierra, Dios aún me quiere.
El viento trae el perfume del bosque, el dulce néctar de los mágicos claros donde se esconden los Círculos de Hadas.
Todavía se oye el canto de algún grillo despistado, las chicharras, sin embargo, han entrado ya en los dominios de Morfeo mientras las hormigas comienzan a trabajar.
Si prestas atención podrás, como Jacob, ver a los ángeles subiendo y bajando por la escalera del cielo trayendo mensajes del Señor, Dios aún nos quiere. Una suave brisa acaricia mi cuerpo sentado en postura de meditación.
Mi mente, como el día, se ha llenado de luz, dejando atrás la estela de la noche.
Junto a mí se oye el rumor del agua pasar entre las rocas del riachuelo mientras las ranas comienzan a afinar su melodía.
¡Hay tanta paz y serenidad en este lugar!
Es tan diferente del mundo en que vivimos.
La corriente, como la vida, pasa sin detenerse jamás.
Fluye en un continuo presente que cambia constantemente sin dejarse atrapar por el pasado o por lo que vendrá.
Alguien dijo una vez que jamás podríamos bañarnos dos veces en el mismo río porque el río nunca se detuvo a esperar los frutos de sus obras.
Por tanto, el río nunca fue tal, sino tan solo un trozo de océano que salió a pasear por cielo, haciéndose nube, que cayó después a la tierra, haciéndose río, hasta regresar de nuevo a su lugar.
Como él, yo me siento parte de Dios que, por curiosidad, ha querido vivir una experiencia humana.
Los pajarillos trinan a mi alrededor entonando lo que parece ser una canción de Amor.
Todo está en calma.
Allá, a los lejos, me espera el ancho Mar.
Dios siempre me querrá."




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