En una noche fría, un multimillonario se encontró afuera con un anciano pobre.
Él le preguntó:
"¿No sientes frío afuera y ni siquiera llevas un abrigo?".
El anciano respondió:
"No tengo abrigo, pero estoy acostumbrado".
El multimillonario respondió:
"Espérame". Me iré a casa y te compraré un abrigo.
El pobre estaba tan feliz y dijo que lo esperaría.
El multimillonario llegó a su casa y allí se ocupó y se olvidó del pobre.
A la mañana siguiente se acordó del pobre anciano y salió a buscarlo pero lo encontró muerto a causa del frío.
El pobre anciano dejó una carta que decía:
"Cuando no tenía ropa de abrigo, tenía la fuerza mental para combatir el frío, pero cuando me prometiste ayudarme, me aferré a tu promesa y eso mató mi poder mental.
Créditos al autor
Fuente: Elizabeth Estrada
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