jueves, 12 de mayo de 2022

Todos los días tienen 24 horas.

Todos los días tienen 24 horas.

Todos tienen un amanecer y un atardecer.

Puede que en algunos no se vea el sol, pero créeme, en todos los días él está.

Y lo más importante.

Tú eres tú cada día de tu vida.

Por eso, quítate de la cabeza la idea de que hay días malos y días buenos.

Los días son todos iguales.

Lo único que cambia es la forma en que tú los ves, en que tú los sientes y en que tú estás dispuesto a vivirlos.

En menos palabras, la diferencia está en lo que tú estás dispuesto a hacer con ellos.

Si hoy las cosas no te resultan favorables, no esperes a mañana para ver si el nuevo día hace que sean diferentes.

Haz hoy, todo lo que esté a tu alcance para cambiarlas.

Lo que dista de hoy a mañana es solo tiempo. Y éste es escaso. No lo desperdicies inactivo esperando el milagro de un nuevo día. Porque el milagro es que venga un nuevo día y que tú estés en él. Pero solo eso. Nada cambiará a menos de que tu trates de que eso suceda.

Cierto es que no todo depende de tí. Pero si tu no haces tu parte, nada cambiará.

Así que levántate.

Enfrenta lo que tengas delante de tí.

Aprovecha el tiempo.

Agradece cada nuevo día.

Pero no con la esperanza de que éste te traiga lo que ansías y necesitas.

Sino como una nueva oportunidad para conseguirlo.

 

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