Al que vive apegado al placer, con los sentidos
desbocados, sin moderación en la comida, indolente, inactivo... a ése el mundo
lo derriba, como el viento derriba a un árbol débil.
Pero al que vive consciente de las impurezas, con los
sentidos refrenados, moderado en la comida, lleno de fe, lleno de sustentadora
energía...
A ése el mundo no lo derribará, como el viento no derribará a la
montaña.
Dhammapada
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