Caminaban dos amigos por el
desierto cuando, a punto de desfallecer, cuando encontraron una vasija mágica
llena de un líquido extraño.
Sin pensárselo dos veces,
antes que morir, bebieron del recipiente, calmando su sed.
No obstante, mientras se recuperaban,
los ojos de ambos se entrecerraron llenos de suspicacia y de repente uno le
echó en cara al otro que la religión que seguía era la causante de cientos de
muertes a lo largo de la historia.
El otro hombre, en respuesta,
replicó que había sido la raza y el país de su amigo quien había declarado la
guerra al resto de la humanidad.
Así, mientras ambos exponían sus
argumentos, se fueron llenando de violencia y separaron sus caminos,
tragándoselos el desierto porque no supieron comprender que ninguna de sus
razones era acertada ya que ambos habían sido intoxicados por el mismo
veneno... el odio.
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