Ahora puedes disfrutar y aceptar las cosas de este mundo sin darles una
importancia y una trascendencia que no tienen.
Puedes participar en la danza de la creación y ser activo
sin apego a los resultados y sin pedir exigencias irrazonables al mundo: hazme
completo, hazme feliz, hazme sentir seguro, dime quién soy.
El mundo no puede darte esas cosas, y cuando ya no tienes esas expectativas, todo el sufrimiento creado por uno mismo llega a su fin.
Todo ese sufrimiento se debe a una sobrevaloración de la forma y a no ser consciente de la dimensión del espacio interior.
Cuando esa dimensión está presente en tu vida, puedes disfrutar de las cosas, las experiencias y los placeres de los sentidos sin perderte en ellos, sin apego interior a ellos, es decir, sin hacerte adicto al mundo.
El mundo no puede darte esas cosas, y cuando ya no tienes esas expectativas, todo el sufrimiento creado por uno mismo llega a su fin.
Todo ese sufrimiento se debe a una sobrevaloración de la forma y a no ser consciente de la dimensión del espacio interior.
Cuando esa dimensión está presente en tu vida, puedes disfrutar de las cosas, las experiencias y los placeres de los sentidos sin perderte en ellos, sin apego interior a ellos, es decir, sin hacerte adicto al mundo.
Eckhart Tolle
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