Sólo yo parezco no saber quien soy ni qué hacer, como un niño que no ha nacido en este mundo de vanidad.
Todos viven en la abundancia; sólo yo parezco haber perdido todo. Soy
un tonto, y además confundido. Otros lucen su brillo y su inteligencia; yo parezco opaco y adormecido; derivo como las olas, sin dirección, como un viento que nunca cesa.
Todos están ocupados, mientras yo paso por un incapaz, pero yo soy diferente: a mí me alimenta el Tao.
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