Todos podemos alcanzar la felicidad plena, aquí y ahora.
Aunque resulte muy difícil hacer de esta idea una experiencia real y
permanente, maestros de distintas tradiciones la expresaron de diferentes
maneras, en todas las épocas.
En cada momento de nuestras vidas, en cada circunstancia, casi sin
excepciones, existen los suficientes elementos maravillosos como para colmarnos
de dicha, de felicidad plena.
Pero en lugar de asombrarnos y de disfrutar de lo que cada instante nos
ofrece, damos por hecho esos pequeños milagros, los consideramos ordinarios,
naturales y cotidianos, y, en cambio, destacamos y nos concentramos en eso de
lo que el momento carece.
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