domingo, 22 de diciembre de 2013

2014


Mi Eterna Gratitud A...
Los que tienden la mano para ayudar, los que intentan comprender, los que anhelan compartir. Los que para dar su opinión no necesitan subirse a ningún podio, los que se hacen tiempo para escuchar y los que saben que siempre hay algo por aprender. Los que tratan de pulir y de borrar sus mezquindades y no simplemente de ocultarlas. Los buenos amigos y el culto a la amistad. Los que llenan las noches de filosofía, los que riegan los caminos hacia la utopía con batallas épicas y los que a cada historia de amor la cargan de locuras. Los que disfrutan del sol y de la luna, del cielo abierto y de la noche cerrada, de escalar la montaña y de zambullirse en el mar. Los que pueden eludir la costra y ver la esencia, los que pueden gozar de la poesía que tiene este mundo maravilloso. Los que no abandonan sus principios ni sus raíces, pero que no se cierran a los cambios ni renuncian a intentar volar. Los que sueñan despiertos, sobre todo si sueñan mejorar el mundo que los rodea, y benditos los que del sueño saltan a la acción. Los que leen lo que otros escriben, los que escuchan atentamente a quienes tienen necesidad de hablar y los que pierden, a conciencia, para que gane un ser querido. Los que odian el egoísmo, el dolor, y la apatía ante la injusticia.
Benditos sean los que creen que nunca se llega al ideal pero luchan con pasión infatigable por sus ideales. Los que entienden que el amanecer en la playa, el pan recién horneado, la música y las caricias son partes de una fiesta que merecemos todos. Los que piden perdón, los que dicen gracias y los que no se olvidan de decir por favor. Los que aspiran que el mundo tenga lugar suficiente tanto para la hormiga laboriosa como para la cigarra, con su tan necesario arte. Los que quieren abolir las quejas, los que quieren que asciendan mucho los de abajo y desciendan un poco los de arriba, benditos los que quieren que la muerte muera. Los que no subsisten sollozando, mientras esperan el milagro, sino que se proponen forjar algo milagroso. Los que se arriesgan por las causas perdidas, por conquistar corazones y por el bien de los amigos. Los que se arriesgan a mostrar sus sentimientos.
Los que aman la vida.
A todos los guerreros de la vida.

Agradezco al autor, a quien desconozco.


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