Un sacacorchos es útil.
Un abrazo es valioso.
Una puerta es útil.
Un atardecer es valioso.
Un mechero es útil.
Una amistad es valiosa.
Casi siempre, lo útil es más caro que lo valioso.
De hecho, lo valioso rara vez cuesta dinero.
Y esto ocurre porque el dinero es útil pero no valioso.
Lo valioso genera mucha más felicidad a largo plazo que lo útil.
Y sin embargo a menudo valoramos más lo útil que lo valioso.
Los mejores momentos no cuestan dinero.
Ver nacer a un hijo.
El primer beso.
Sentir que vuelas de la mano de alguien.
Los momentos gratos que se nos pasan por la cabeza justo antes de abandonar este mundo no costaron dinero.
Esos momentos son lo más valiosos que tenemos.
Entonces, cuando te asalte una preocupación, párate a pensar si lo que buscas es útil o valioso.
Aprende a distinguir, y te darás cuenta que vivir bien no es tan caro como te habían contado.
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