martes, 17 de enero de 2023

Leyenda Del Piquillín

 



Una de nuestras especies autóctonas emblemáticas

En tiempos de los Sanavirones, cuentan que una bella aborigen llamada Piqui se enamoró de Llín quien vivía en el sácate vecino.

El padre de la joven al enterarse se opuso terminantemente ya que pensaba casar a su hija con el hijo del jefe de un henen de la región de Cantapas.

Piqui, desesperada, al conocer los planes de su padre, fue en busca de Llín y juntos decidieron huir lo más lejos posible, decididos a no separarse jamás.

Durante toda una noche y la mañana del siguiente día, caminaron y caminaron sin parar, siguiendo el curso del manantial.

Piqui, vestía un uncu de lana rojo, teñido con las fibras del quebracho y Llín, un taparrabos de color verde.

Hacia el mediodía, en una loma pelada vencidos por el cansancio se detuvieron a descansar, sentados junto al arroyo, a la sombra de unas grandes piedras.

Llenos de sueños y proyectos compartieron felices como único alimento unas vainas de algarrobo.

Pero de repente la maldición de aquel enfurecido padre, hizo temblar la tierra y cayó sobre los jóvenes una piedra grande de lo alto de la loma que los aplastó al instante.

Dicen que desde ese día apareció un nuevo arbusto en aquellos montes serranos, una planta de hojas verdes y frutos rojos, simbolizando el amor eterno entre Piqui y Llín, por lo que los aborígenes, lo llamaron piquillín.

 

 

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