El viento decía:
-¿Ves aquel anciano envuelto en una capa? Te apuesto a que le haré quitar la capa más rápido que tú.
Se ocultó el sol tras una nube y comenzó a soplar el viento cada vez con más fuerza, hasta ser casi un ciclón, pero cuanto más soplaba tanto más se envolvía el hombre en la capa.
Por fin el viento se calmó y se declaró vencido.
Y entonces salió el sol y sonrió benignamente sobre el anciano.
No pasó mucho tiempo hasta que el anciano, acalorado por la tibieza del sol, se quitó la capa.
El sol demostró entonces al viento que la suavidad y el amor de los abrazos son más poderosos que la furia y la fuerza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario