Bueno, muchos tienen la suerte de llevar a casa un flamante y nuevo gatito bebé, se convierten en su primer humano y en su primer amor.
Yo no, el mío es un gato ‘usado’, mi suerte fue distinta y me lo encontré en la calle, viejo y sucio, con los ojos llenos de recuerdos de la familia que antes tuvo, él ya sabía amar, ya antes había entregado su corazón y su confianza a alguien más, que quien sabe por qué razón lo dejó ahí, a su suerte, no sé hace cuantas lunas vive solo de recuerdos, soñando con encontrar el hogar que algún día le dio calor, no sé cuantos techos a recorrido, queriendo encontrar los brazos que un día lo arroparon.
Cuál peluche faltante de uno o ambos ojos, mutilado de una extremidad o colita, chimuelo, con heridas que necesitan sutura, atención y amor.
Mi gato no es nuevo, es usado, no es un gato de la calle, es el gato de alguien, que tal vez lo amó, lo perdió y aún lo busca o tal vez es el gato de alguien, que tarde descubrió que no quería un gato, no sé porque terminó lejos de su hogar, pero por ahora será mi gato, si la persona que un día lo perdió aún lo busca, me aseguraré de que vuelvan a estar juntos y si en realidad fue víctima del abandono, me aseguraré de que se sienta amado y feliz por lo que le reste de vida.
Dedicado a todos los gatitos ‘usados’, aquellos que tuvieron familia y la perdieron y a todas las maravillosas personas que rescatan y se dan la oportunidad de acompañar a un gato en la búsqueda de su familia.
Tomado de la red
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