Un viejo se sienta en un escalón de granito.
Puntea una atesorada guitarra.
Las cuerdas vibran con sentimiento; no necesita audiencia para abrir su corazón.
Un niño entusiastamente quiere aprender su estilo.
¿Estilo? pregunta el hombre lentamente.
"Mi estilo está hecho del largo camino de la vida, de congoja y de alegría, de gente amada, y de soledad.
De la guerra y sus atrocidades.
De un niño nacido.
De sepultar a parientes y amigos.
Mis escalas son las siete estrellas de la Osa Mayor
El hueco de mi guitarra es el espacio entre el cielo y la tierra.
¿Cómo puedo enseñarte mi estilo?
Tú tienes tu propia joven vida."
Cada uno tiene su propio estilo en la vida.
Los viejos tienen perspectiva.
Los jóvenes tienen vigor.
Podemos aprender unos de otros, pero no podemos tener lo que las otras generaciones poseen.
Cada uno está moldeado por su generación, y el trascender las limitaciones de nuestra época es, en efecto, algo poco frecuente.
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