Están de paso las flores más bellas.
Está de paso el agua de los ríos que observas correr.
Los vientos están de paso.
Las estaciones están de paso.
Todo está de paso.
La grandeza del Hombre consiste en acompañar y tomar conciencia de este fluir eterno.
No pretender detener al alma en nuestros cuerpos.
Ni congelar las flores para que perduren.
Ni estancar el agua de los ríos.
Ni detener los vientos.
Ni soñar con una primavera eterna.
Por eso, para vivir…
Coloca tu alma en todo lo que hagas.
Si recibes una flor, entrégala.
Al agua, déjala correr.
Deja que el viento sople sobre tu frente.
Aprende a disfrutar del frío intenso y del calor penetrante.
No busques detener ni inmovilizar, no pretendas estancar ni detener; ni determinar ni formalizar, ni estructurar ni disponer.
Todo está de paso.
Si aprendes, enseña.
Si recibes abundancia, compártela.
Si te sonríen, sonríe.
Si te abrazan, abraza.
Porque cuando amontonas, se pudre, y cuando acumulas, se descompone.
Ejercita el desapego y disfruta con toda tu fuerza del momento presente.
Nada nos pertenece, nada, nada.
Porque todo está de paso.
Autor desconocido
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