domingo, 13 de septiembre de 2020

La Historia De Pepe, El Optimista


La Historia De Pepe
Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser.
Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir.
Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, el respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".
Era un Gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante.
La razón por la que las camareras seguían a Pepe era por su actitud.
El era un motivador natural: si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado positivo de la situación.
Ver este estilo realmente me causó curiosidad.
Así que un día fui a buscar a Pepe y el pregunte:
No lo entiendo... No es posible ser una persona positiva todo el tiempo ¿Cómo lo haces?...
Pepe respondió: "Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo, Pepe, tienes dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor. Escojo estar de buen humor". "Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello". "Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo el lado positivo de la vida".
Si, claro, pero no es tan fácil, proteste.
"Si lo es", dijo Pepe. "Todo en la vida es acerca de elecciones cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección". "Tú eliges como reaccionas ante cada situación, tú eliges como la gente afectara tu estado de ánimo, tú eliges estar de buen humor o de mal humor". "En resumen, tú eliges como vivir la vida".
Reflexioné en lo que Pepe me dijo...
Poco tiempo después, dejé la industria hotelera para iniciar mi propio negocio.
Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Pepe, cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella.
Varios años más tarde, me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurante; dejó la puerta de atrás abierta y una mañana fue asaltado por tres ladrones
armados.
Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano temblando por el nerviosismo, le resbaló la combinación.
Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon.
Con mucha suerte, Pepe fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una Clínica. Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Pepe fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo.
Me encontré con Pepe seis meses después del accidente y cuando le pregunté cómo estaba, me respondió: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".
Le pregunte que paso por su mente en el momento del asalto.
Contesto: “Lo primero que vino a mi mente fue que debía haber cerrado con llave la puerta de atrás.
Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: Podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir".
¿No sentiste miedo? Le pregunté.
Pepe continuó: "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: Es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar una decisión.
¿Qué hiciste? pregunté.
"Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grite: - ¡Si, a las balas! - Mientras reían, les dije: estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto".
Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud.
Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente; la actitud, al final, lo es todo.

 Anónimo

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