Amores
en la edad madura: cuando dos almas sabias se encuentran
Una
ventaja que tienen los amores en la edad madura es que cada uno sabe muy bien
lo que quiere y lo que tiene que ofrecer al otro
Los
amores en la edad madura pueden parecer, a simple vista, iguales a cualquier
otro. Sin embargo, para quienes lo viven, supone la culminación de la vida, el
reencuentro de uno mismo en otra persona con la cual se encaja en mente y corazón.
Lo
más curioso de los amores de madurez es que surgen sin que nadie lo espere. Es
común que muchas personas hayan pasado por varios fracasos afectivos y que,
incluso, llegaran a pensar en la idea de poner una cerradura en su corazón para
dejar de sufrir.
Sin
embargo, como ocurre en muchos casos, cuando no se espera nada todo llega y, de
pronto, acontece ese encuentro casual, esa conversación sin importancia que,
poco a poco, va conectando mundos, universos enteros.
Te
invitamos a ahondar hoy en el tema de los amores maduros.
Amores
en la edad madura: los más tranquilos, los más sabios
Empezaremos
dejando claro un importante aspecto: es posible que la edad madura la marque un
determinado número de décadas vividas.
Sin
embargo, la madurez de alma, mente y corazón no la marcan los años vividos, sino
el aprendizaje obtenido y la sabia valoración que hayamos obtenido de ellos.
Por
esto, hay quien, llegados los 50, puede mostrar la irresponsabilidad e
inmadurez de un adolescente. Otros, en cambio, culminan la edad madura con ese
equilibrio interior donde todo lo hecho queda asumido, y donde se mira el
futuro con aplomo, optimismo, serenidad y con muchas ganas por seguir
experimentando.
Veamos
más detalles a continuación.
Dos almas que conectan con
sus equipajes particulares
Somos
todo lo vivido, todo lo sentido, valorado y perdido. Por ello, a la hora de
iniciar una nueva relación no sirve de nada olvidar todo lo experimentado ayer,
ni borrar a todos los amores de antaño para focalizarnos en el presente.
La
memoria no olvida, la memoria trasforma e integra.
De
ahí, que los amores en la edad madura se conviertan en esas relaciones sabias y
plenas donde la pareja acepta todo su pasado porque le ha servido para saber
qué desea en el presente y qué no está dispuesto a soportar.
Son
dos personas que se encuentran con sus triunfos y con sus heridas personales y
que, a su vez, comprenden que para ser pareja no hace falta coincidir en todo,
sino respetar las diferencias.
Los
amores en la edad madura tienen equipajes particulares pero, lejos de
esconderlos, pueden hablar de ellos con la complicidad de dos personas que se
entienden y que, a su vez, respetan el pasado de cada uno.
La
madurez de disfrutar del presente con plenitud
Puede
que ya no dispongan de la juventud de los 20 años, pero tampoco la desean. Las
parejas que han encontrado la felicidad en la edad madura saben y entienden que
están en el mejor momento de su vida, no añoran el pasado ni temen al futuro.
No
hay mejor forma de disfrutar del presente que a través de un amor que nos
ilusiona, que nos une a la tierra y a nosotros mismos. Es como encontrar lo que
siempre habíamos soñado y por ello, vivimos en plenitud el “aquí y ahora”,
fortaleciendo así nuestra autoestima.
Un amor a nuestra medida
Cuando
llegamos a la madurez, hemos pasado ya por muchos ciclos: podemos habernos
casado o no, haber tenido hijos o no, haber afrontado un divorcio o no.
Ahora
bien, después de todas esas vivencias uno llega a saber muy bien lo que desea.
Se
dispone de una gran tranquilidad personal porque, al fin y al cabo, los años
suman y a todos nos “hacen personas” y eso es un valor añadido que podrá hacer
que las relaciones, si elegimos tenerlas en la edad madura, se vivan de otra
forma.
La eterna juventud reside
también en la capacidad de amar
Ser
joven de corazón es una virtud que debemos trabajar cada día, empezando, sin
duda, por amarnos a nosotros mismos.
A
su vez, si damos el paso y decidimos iniciar una nueva relación llegada la edad
adulta, esa inyección de juventud nos invadirá por dentro, llenándonos de
revoltosa ilusión, pasión, ganas, proyectos y emociones muy vivificantes.
El
amor no tiene edad, ni raza, ni color. Pocas cosas son tan universales como
esas almas que se iluminan estando una al lado de la otra para iniciar un
camino en común.
Si
bien es cierto que con los años la inteligencia y la reflexión caracterizan a
la mayoría de las personas, todos disponemos de ese interruptor sin edad
llamado pasión, llamado amor.
Esa
dimensión maravillosa que se encuentra de forma casual y por la que merece la
pena luchar cada día.
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