Un guerrero
pasa años barriendo su isla hasta el momento en que puede, por así decirlo,
escaparse de ésta.
Para el
nagual no existe ni tierra, ni aire, ni agua.
Así pues el
nagual se desliza, o vuela, o hace lo que hace en la hora del nagual, que nada
tiene que ver con la hora del tonal.
Las dos
cosas no casan.
¡No hay
futuro!
El futuro no
es más que una manera de hablar.
Para un
brujo sólo existe aquí y ahora.
Ahora debes
detenerte, volver la vista y reconsiderar tus pasos.
Los brujos
dicen que éste es el único modo de consolidar lo ganado.
Todo cuanto
te he hecho o he hecho contigo ha sido a fin de cumplir una sola tarea, la
tarea de limpiar y reordenar tu isla del tonal.
Ése es mi
trabajo como tú maestro.
(Otra tarea) es darte demostraciones innegables del nagual y enseñarte como llegar allí.
(Otra tarea) es darte demostraciones innegables del nagual y enseñarte como llegar allí.
Te he dicho
incontables veces que necesitabas un cambio drástico si querías triunfar en el
camino del conocimiento.
Este cambio
no es un cambio de ánimo, o de actitud, o de lo que uno espera en la vida.
Ese cambio
implica la transformación de la isla del tonal.
Los años de
duro entrenamiento son sólo una preparación para el devastador encuentro del
guerrero con lo que fuera que está ahí, más allá de este punto.
Ya no te
queda más tiempo y, sin embargo, te rodea la eternidad.
¡Qué
paradoja para tu razón!
Después de
que el discípulo detiene el diálogo interno, surge un momento inevitable.
El aprendiz
empieza a tener dudas de todo su aprendizaje.
Hasta el
discípulo más ferviente sufre en ese punto una grave pérdida de interés.
En la vida
del guerrero hay sólo un asunto que en realidad no está decidido: qué tan lejos
puede él avanzar en el sendero del conocimiento y del poder.
Ése es un asunto abierto y nadie puede predecir el resultado.
Ése es un asunto abierto y nadie puede predecir el resultado.
Ustedes ya
han aprendido que la oportunidad del guerrero está en el ser humilde y
eficiente.
Ya han
aprendido a actuar sin esperar ni pedir nada a cambio.
Ahora les
digo que, para soportar lo que les aguarda más allá de este día, necesitarán
toda su resistencia.
El destino
de todos nosotros los que estamos aquí ha sido saber que somos prisioneros del
Poder.
¡Qué buena
suerte!
La vida de
un guerrero no puede de ningún modo ser fría, solitaria y sin sentimientos,
porque se basa en su afecto, en su devoción, en su dedicación a su ser amado.
La Tierra
sabe que él la ama y, por eso, lo cuida.
Por eso, la
vida del guerrero está llena hasta el borde y su estado, dondequiera que se
encuentre, siempre será la abundancia.
El guerrero
recorre los senderos de su amor.
Esta Tierra…
Solamente si uno ama a esta Tierra con pasión inflexible, puede librarse de la
tristeza.
Un guerrero
siempre está alegre, porque su amor es inalterable y su ser amado, la Tierra,
lo abraza y le regala cosas inconcebibles.
La tristeza
pertenece sólo a esos que odian al mismo ser que les da asilo.
Este Ser
hermoso, que está vivo hasta sus últimos resquicios y comprende cada
sentimiento, me dio cariño, me curó de mis dolores y, finalmente, cuando
entendí todo mi cariño por él, me enseñó lo que es la libertad.
Solamente el amor a este Ser espléndido puede dar libertad al espíritu del guerrero; y la libertad es alegría, eficiencia y abandono frente a cualquier embate del destino.
Solamente el amor a este Ser espléndido puede dar libertad al espíritu del guerrero; y la libertad es alegría, eficiencia y abandono frente a cualquier embate del destino.
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